IDEAS Y SUGERENCIAS PARA LA FUNDACIÓN DE LA CUARTA REPÚBLICA

Las ideas y sugerencias aquí expuestas tienen por finalidad refundar la República, condición indispensable para consolidar una sociedad prospera y en paz, creadora de riqueza, generosa y equitativa en su distribución.

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viernes, 17 de octubre de 2014

LA OLIGARQUIA POPULISTA

El progreso de los países se sostiene sobre cuatro pilares: 1) División de los poderes, 2) defensa de las libertades individuales y propiedad privada, 3) expansión de la educación y 4) desarrollo tecnológico.
¿Qué está pasando en nuestro país que hoy se encuentra en el puesto 49 (sobre 188) en el Índice de Desarrollo Humano; puesto 59 (sobre 65) en educación (informe Pisa), 104 (sobre 144) en el Índice Global de Competitividad,  137 (sobre 144) en Calidad Institucional, 67 (sobre 144) en salud y educación primaria, 141 (sobre 144) en Eficiencia del mercado, 82 (sobre 144) en Disposición Tecnológica, etc. según informe del Word Economic Forum.
La respuesta es simple, unos más que otros, todos los pilares cojean y la república acelera su decadencia por la mala calidad de sus instituciones políticas. Esto no es un hecho nuevo ni circunstancial, deviene desde el inicio mismo de nuestra vida como nación independiente. La Argentina que imaginaron los mentores de la Constitución liberal de 1853/60 constituyó  una aspiración de deseo de pocas personas, y salvo honrosas excepciones, la Carta Magna fue sistemáticamente violentada por la casta gobernante. El comportamiento de esta casta, es aquello que el sociólogo alemán Robert Michels, describió como la ley de hierro de la oligarquía, en las cuales las formas oligárquicas son consustanciales a toda organización, bien sea autocrática o incluso democrática; siempre el líder buscará aumentar su poder, incluso olvidando sus orígenes y principios, cueste lo que cueste, respondiendo a una lógica aplastante: nadie se resigna a perder, incluso compartir el poder.
En nuestra nación, la oligarquía gobernante bajo el paraguas de la democracia y el poder que le confiere la mayoría, dentro de un sistema presidencialista como el nuestro que “invita” al absolutismo (devenida de nuestros antecedente pre constitucionales y coloniales), ha ido creciendo en la suma del poder, y encerrándose en su círculo vicioso, arremetió contra el hombre libre y fomentó la aparición de entes pusilánimes que obedecen y satisfacen el ego del burócrata.
El temor de la oligarquía gobernante al progreso de la sociedad civil es evidente, ya que si ello ocurre  en muy probable que la oligarquía pierda sus privilegios económicos y políticos, y es de tal magnitud ese temor que no cesan de aplican políticas públicas que tiendan a anular la creatividad individual y el progreso social. Así la oligarquía gubernamental no ahorra esfuerzos en aplicar todo tipo de regulaciones, transferencias y reasignación de recursos interviniendo y subvirtiendo las reglas de la sociología y la economía, llegando incluso en la última fase del ciclo, a meter miedo en la sociedad (nosotros o el caos) y contar con un estado policial que arremeta contra los particulares que se “salen del modelo”. En la argentina, la oligarquía populista gubernamental de origen democrático está presente al menos desde el año 1928, llevándola a su esplendor el peronismo en sus múltiples variantes. (Ver la Democracia Peronista).
No hay mejor condición para una oligarquía populista que tener un pueblo inculto, desinformado, encorsetado en su libertad para ejercer actividades económicas y privadas del acceso a la tecnología y el mercado global. Cuando esas condiciones se cumplen,  es el Estado quien finalmente se apodera de las instituciones económicas, y dado que la oligarquía tiene la necesidad de crear la riqueza necesaria para sostener el sistema (modelo), asfixiará al pueblo con impuestos al tiempo que intervendrá en todo el sistema de producción. Es posible que inicialmente logren un rápido crecimiento apoyado en sectores específicos y empresarios “amigos” de la oligarquía, lo cual llevará a muchos ingenuos a pensar en la bondad del funcionamiento de la economía planificada. Lo que desconocen quienes así piensan, es que el crecimiento económico propiciado por el Estado es insostenible, producto del dirigismo, la falta de incentivos y la asignación burocrática de recursos en forma arbitraria, tal como ocurriera con el arremetedor crecimiento de la URRS entre los años 1920 y 1970 y su posterior desplome.
En una economía planificada, mientras la clase media se empobrece, los pobres mal viven de los subsidios (dadivas), y las estadísticas socioeconómicas arbitrarias lo confunden todo, la riqueza queda en manos de la oligarquía gubernamental y sus amigos, lo cual da lugar a tensiones internas dentro del esquema de poder, llegando a subvertir el proceso de selección de representantes con el objeto de “dividir para seguir reinando”.
En esta etapa se encuentra hoy la argentina, destrozada como república, intervenida como nación, con una oligarquía gubernamental enriquecida y sin escrúpulos que pretende continuar mandando aun fuera del poder, con un pueblo cada día más lejos del acceso a la educación de calidad, a la libertad individual y a su determinación como Ser humano. Si consideramos que en la última elección el 70% de los votos fueron peronistas, mucho habrá que cambiar para que la oligarquía peronista sucumba y se creen las condiciones necesarias para que florezca una nueva forma de relación entre gobernantes y gobernados.