La influencia de la inmigración.
Seguramente la
influencia que tuvo la extendida inmigración en la conformación de nuestra
forma de ser como nación resulta determinante y quizás también de explicaciones
a muchos comportamientos sociopolíticos.
En el marco de una
gran discusión sobre la influencia de la inmigración en las costumbres de la
sociedad, Sarmiento hace ciento cincuenta años se preguntaba “¿argentinos desde
cuándo y hasta donde?”. Esta inquietud seguía presente en el Río de la Plata incluso
a principio del siglo XX y en Uruguay estuvo el mayor exponente crítico de la
inmigración en aquella época, José Enrique Rodó, autor de Ariel libro que diera
origen al arielismo, movimiento de cierto corte aristocrático que renegaba del
talante de quienes venia a “hacer la américa”. Pero algo más movió al
nacionalismo de Rodó y fue su poción
frente a los Estados Unidos y “al practicismo americano” que contrastaba con la
forma de vida más humanista que él profesaba, o sea, que ya hace más de un
siglo estaba planteado el enfrentamiento entre quienes profesaban el
“utilitarismo” y el “idealismo”,
aspectos que contraponían a la América anglosajona de la América hispana. Pero
las posturas contrarias a la inmigración masiva no era una idea extendida en la
base popular, pero sí entre los más iluminados, y en contra de quienes así
pensaban, el socialista Juan B. Justo exclamaba: “¡Ay de las aristocracias que
estorban al aumento de la población! ¡Ay de los pueblos que no saben sacar del
suelo que habitan todo lo que el cultivo de la vida puede dar!. Ellos serán
barridos o dominados por otras clases y pueblos más enérgicos. ¿Para que son
las revoluciones y las conquistas?. Vano es todo derecho a la vida que no se
afirme en su propio ejercicio”.