Hay razonamientos y
opiniones que se pueden decir más alto, o escribir con mayor tamaño, pero no se
pueden expresar más claro. Dentro de los cientos de artículos periodísticos,
libros, y otros documentos que pasan por nuestras manos, me encontré con el
artículo que transcribiré, el que fuera
preparado David Kelley para un Especial de ABC News en febrero de 1998.
¿Por qué Ted Turner
está pidiendo perdón por su riqueza? . Cuando en el otoño pasado se comprometió
a donar 1 billón de dólares para programas de las Naciones Unidas, convocó a
otros adinerados a seguir su ejemplo. "Estoy poniendo en sobreaviso a
todas las personas ricas en el mundo: van a seguir escuchándome sobre la
necesidad de regalar más dinero", y le ha regañado públicamente a Bill
Gates y Warren Buffett por no dar bastante.
Para Turner esto no
es sólo un mero pasatiempo. Como antes, muchos otros empresarios exitosos,
Turner reclama un nivel moral superior para su llamamiento a la filantropía. En
una entrevista para un Especial de ABC News, dijo: "lo más elevado que Ud.
puede hacer es ayudar a otros".
Hace un siglo,
Andrew Carnegie se hizo portavoz de la misma idea. Preguntó: "¿Cómo puede
la lucha por la riqueza elevarse desde la sórdida atmósfera que rodea a los
negocios y volverse una carrera noble? El único uso noble de un excedente de
riqueza es el siguiente: ser considerado como un fideicomiso sagrado, a ser
administrado por sus poseedores para el bien superior del pueblo."
Carnegie regaló una suma equivalente a 5 billones de dólares actuales, más o
menos el 70% de su haber neto, como igualmente lo hizo John D. Rockefeller.
En efecto, muchos
productores exitosos han comprado la idea, de que la manera como ellos
adquirieron su riqueza, es amoral — cuando no inmoral—, y han visto en la
filantropía un modo de hacer penitencia. ¿Por qué?
Es la pregunta
que todos escuchamos cuando niños: "¿Es más noble dar que recibir?"
Pero esas dos no son las únicas alternativas relevantes. Carnegie y
Rockefeller, como Turner, Gates, Buffett y sus colegas de hoy, no sacaron su
riqueza de algún preexistente pote, dejando menos para los otros, en un juego
de suma cero. Crearon riqueza; y los mejores de entre ellos la crearon en una
magnitud mucho mayor que cualquiera de las sumas que tomaron como rédito
personal.
Por ejemplo, entre
los años '60 y '90 del siglo XIX, el genio de la producción de Rockefeller
logró rebajar el precio del kerosene de 1 dólar a 10 centavos por galón, y los
salarios reales de sus trabajadores fueron duplicados. Hizo posible, por
primera vez en la historia, que la inmensa mayoría de las clases media y
trabajadora tuviera luz para leer en las noches.
Los capitalistas de
hoy no son menos creativos. En 1980, cuando Turner comenzó CNN
News, muchos
"expertos" en el negocio lo consideraron un atolondrado, por desafiar
a las tres redes difusoras estadounidenses a la vez, y por hacerlo con una
tecnología aún no probada, a la cual mucha gente todavía no tenía acceso.
Para 1996, cuando
fue adquirida por Time Warner por más de 6 billones de dólares, la CNN era un
éxito financiero. Y en su camino Turner había cambiado la forma de dar las
noticias.
Después de la
tremenda cobertura de la Guerra del Golfo por CNN, Turner fue declarado Hombre
del Año 1991 por la revista Time, la que expresó: "El concepto mismo de
noticia fue redefinido, de algo que había ocurrido, a una cosa que estaba
ocurriendo, en el preciso momento en que Ud. lo escuchaba. Una guerra que
incluyó el más fiero bombardeo aéreo de la historia, desplegada en tiempo real,
delante de las cámaras ... Esos disparos, escuchados y observados alrededor del
mundo, aparecieron bajo la égida de la primera compañía global de telenoticias,
Cable News Network."
Desde las vigas de
acero a la electricidad, los automóviles, las computadoras personales y la
televisión por cable y satélite, los visionarios empresarios que fueron
pioneros en esos productos han creado empleos, aumentado la seguridad y
comodidad de la vida cotidiana, elevado los niveles de bienestar, salvado
vidas, y creado vastas riquezas. Los beneficios que ganaron fueron obtenidos
por el valor que crearon, los riesgos que tomaron, y por la visión, el coraje y
el compromiso que mantuvieron. No obstante, sus ganancias han carecido del
honor.
No hay nada de malo
en la filantropía, y mucho de bueno: ha erigido bibliotecas y hospitales,
aliviado la pobreza, alimentado las artes, y financiado la expansión del
conocimiento. Pero no es necesaria la filantropía para santificar la
producción, o a los productores que la hacen posible.
En "El Manantial", Ayn Rand escribió: " A los hombres se
les enseña que la máxima virtud no es lograr, sino dar. Sin embargo, nadie puede dar lo que no ha
sido creado."
Hay algo muy malo
en nuestros cánones de honor moral si hasta los creadores de negocios, quienes
saben mejor que nadie sobre lo que cuesta generar la riqueza, están dispuestos
a disminuirse a sí mismos sugiriendo que su dinero necesita ser lavado.
Si Ted Turner
quiere regalar su dinero, está bien. Es su dinero. Si quiere recolectar dinero
para las causas en las que cree, también está bien. Pero regalar su dinero es
muy fácil, comparado con el heroico esfuerzo que le tomó el hacerlo. Y ninguna
filantropía que haga podrá compararse al valor que creó como empresario de
medios de comunicación.
Quizá es más noble
dar que recibir. Pero hay algo más noble aún: crear.
Podrán los empresarios que
desarrollan sus actividades en nuestro país asimilar las verdades aquí
enunciadas? O debemos recordarles retóricamente, parafraseando al Maestro:
¿para qué acumuláis tantas riquezas si vais a morir?
Insensatos, la riqueza que acumuléis de nada vale, si no es
útil a los deseos del pueblo.